El 45% de las mujeres precisa medicación para el dolor de la menstruación y el 16,8% se ven obligadas a pedir la baja laboral
29/09/23
La Salud Mental, es objetivo a atender especialmente en los casos de IVE
El Dr. Quílez Conde aludió a los datos recogidos en la Encuesta SEC 2022 sobre la menstruación. Un 71,2% de las mujeres, entre 15 y 49 años, consultadas reconoce tener dolor con la menstruación. Un 45% precisa usar medicación para el dolor. Este porcentaje se eleva en las más jóvenes , menores de 25:. 60% entre las de 20 a 24 años y 56% entre las de 15 y 19 años.
Un 34,3% de las mujeres encuestadas entre 15 y 49 años refieren que el sangrado durante la menstruación es intenso o muy intenso. Este porcentaje se eleva en más jóvenes comprendidas entre los 15 y los 19 años (39,3%) y entre las de 20 a 24 años (38%).
El 20,4% de las mujeres utiliza anticonceptivos como tratamiento de los síntomas de la menstruación: dolor y/o sangrado. El uso máximo de anticonceptivos como tratamiento de los síntomas de la menstruación (31%) se produce entre las de 20 a 24 años.
El 37,6% de las mujeres tiene dificultades para hacer su vida normal a consecuencia del dolor y/o el sangrado. Las menores de 30 años experimentan con mayor frecuencia dificultades derivadas del dolor y/o el sangrado. Este porcentaje se eleva a un 52,5% entre las mujeres de 20 a 24 años.
La media de días al mes en los que las mujeres ven limitada su actividad a consecuencia del dolor y/o sangrado es de es de tres días. Las menores de 25 años son las que en mayor proporción padecen dolor y/o sangrado durante cuatro días o más.
Un 33,4% de las mujeres ha sentido alguna vez la necesidad de pedir la baja o no acudir a su actividad como consecuencia de los dolores y/o sangrado durante la menstruación. El porcentaje es sustancialmente mayor entre las de 20 a 24 años (50%).
Las usuarias del preservativo manifiestan en mayor medida (40,2%) haber sentido la necesidad de pedir la baja o no acudir a su actividad como consecuencia de los dolores y/o sangrado durante la menstruación.
El porcentaje de mujeres que desvela haber solicitado la baja o no haber acudido a su actividad como consecuencia de la menstruación es del 16,8%, la mitad de las que manifestaban haber sentido la necesidad de hacerlo. Entre las menores de 25 rebasan el 30%, cifra que también dista mucho del porcentaje que manifestaba la necesidad de hacerlo (entorno al 50%)
Más de la mitad de las mujeres (53,7%) considera que pedir la baja o no acudir al trabajo por dolores y/o sangrado durante la menstruación puede tener consecuencias laborales.
La proporción de mujeres que piensa que la baja puede tener consecuencias laborales es mayor entre las comprendidas de los 20 a los 24 años (59,5%), las españolas (54,6%) y las que poseen estudios universitarios (55,2%) e ingresos altos (59%).
SALUD MENTAL-SALUD SEXUAL
El Dr. José Gutiérez Alés, presidente de la FEC, se refirió a la influencia de la salud mental en la salud sexual y reproductiva, acrecentada, especialmente, después de la pandemia. El manifiesto FEC y SEC hecho público con motivo del Día Mundial de la Anticoncepción ya defiende y concluye que la Salud Mental forma parte de la Salud Sexual y Reproductiva. “La puesta en marcha de la Estrategia de Salud Mental del Sistema Nacional de Salud para el periodo 2022-2026 detalla que todo ello tiene que ver con el derecho al disfrute de una sexualidad responsable, alejado de conceptos ideológicos y limitaciones mentales”.
Superada en gran medida la pandemia derivada de la Covid-19 el documento aprobado por el Comité Institucional de la Estrategia de Salud Mental, y por el Consejo Interterritorial del SMS, es un notable paso adelante. Pero queda mucho por hacer. En esta nueva edición del Día Mundial de la Anticoncepción se reclama la atención hacia la Salud Mental relacionada con la Salud Sexual Reproductiva y Anticoncepción.
“La Salud Mental, es objetivo a atender especialmente en los casos de IVE. Según un estudio del Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos, las mujeres que sufren un aborto, tienden a culpabilizarse, lo que les hace sentirse aisladas y solas. Al padecerlo, se multiplican por dos las posibilidades de caer en depresión y ansiedad y por cuatro el riesgo de suicidio”. Entre el 15% y el 25% de los embarazos reconocidos clínicamente acaban en aborto. Por todo ello, las demandas derivadas de la modificada Ley Orgánica 2/2010, ha de agregarse la atención profesional a la Salud Mental de la mujer”
La Estrategia de Salud Mental del Sistema Nacional de Salud Período 2022-2026 señala que el género como factor social determinante de la salud no actúa solo, sino que interactúa con otros determinantes sociales. Al poner de relieve la influencia del género en la salud, y en la salud mental en particular, se destaca el hecho de que otros factores sociales puedan profundizar o contrastar el efecto del género en la salud.
El género como factor social determinante de la salud no actúa solo, sino que interactúa con otros determinantes sociales. Al poner de relieve la influencia del género en la salud, y en la salud mental en particular, se destaca el hecho de que otros factores sociales puedan profundizar o contrastar el efecto del género en la salud. Los principales aspectos identificados en relación con la salud mental y el género que deben tenerse en cuenta en la planificación y organización son:
Los trastornos mentales más prevalentes se presentan de manera diferente por sexos y según las diferentes etapas en el ciclo vital. Las mujeres están relativamente protegidas de algunos de los trastornos más graves asociados al neurodesarrollo, que se manifiestan en la infancia y en la época de la preadolescencia. Pero a partir de la adolescencia este patrón cambia y la mujer desarrolla más problemas psiquiátricos que el hombre. Todos los estudios comunitarios ponen de manifiesto una mayor frecuencia de trastornos psiquiátricos entre las mujeres. Presentan índices más elevados de depresión, ansiedad, estrés, somatizaciones y trastornos de alimentación.
Los determinantes de la salud mental y el bienestar varían entre hombres y mujeres y según el ciclo vital. El mayor riesgo de mala salud mental entre las mujeres puede ser debido a factores de riesgo psicosociales que condicionan una mayor exposición de las mujeres a la pobreza y al exceso de trabajo, la discriminación socioeconómica y la violencia de género. No obstante, a pesar de la mayor morbilidad psiquiátrica de las mujeres con respecto a los hombres, no se ha conseguido demostrar que las mujeres sean más vulnerables por su constitución biológica y fisiológica.
La OMS identificó la violencia contra la mujer como la principal causa de problemas de salud. Diversos estudios han demostrado que las mujeres que sufren o han sufrido violencia de género tienen mayores problemas de salud tanto física como mental. Las mujeres con trastornos mentales graves o adicciones se encuentran en una situación de especial vulnerabilidad. Esta doble discriminación marca sus vidas..
De entre todos los factores psicosociales asociados al género el de la violencia en sus diferentes expresiones (violencia de género por la pareja o expareja, violencia sexual, trata de personas con o sin fines de explotación sexual, matrimonios forzosos, acoso laboral,…) afecta directamente a la salud mental y bienestar de las mujeres que la padecen. La violencia está en muchas ocasiones en el origen del trastorno mental, y padecer un trastorno mental o una adicción, particularmente si es grave, incrementa, por otra parte, el riesgo.
Se hace preciso, pues promover el acceso a una atención a la salud mental de calidad para todos y todas, incluidos grupos de mayor fragilidad como migrantes, personas con discapacidad, personas LGTBIQ+, personas mayores, personas en situación de pobreza, personas en situación de calle, personas en situación de exclusión social, víctimas de delitos y de tratos inadecuados, niños, niñas y adolescentes y personas en instituciones penitenciarias, entre otros.