La ginecóloga María Ángeles Gómez desmiente falsos mitos sobre efectos secundarios como la falta de libido o el aumento del riesgo a desarrollar un cáncer

04/06/24

“La hormonofobia crece entre las mujeres por culpa de las redes sociales”

“Los métodos hormonales reportan beneficios para combatir las consecuencias de la menopausia y  prevenir un síndrome genitourinario”

L a ginecóloga María de los Ángeles Gómez, de la Sociedad Española de Contracepción, ha destacado cómo crece entre las mujeres el miedo a las hormonas. En el curso de una entrevista del periódico Levante (El Mercantil Valenciano) ha desmentido, a la vez, falsos mitos relacionados con los efectos secundarios derivados de la utilización de hormonas como la falta de libido o el aumento del riesgo a desarrollar un cáncer.

La entrevista, firmada en Valencia por el periodista Lluís Pérez, ha sido ampliamente difundida en la prensa escrita y digital del grupo Prensa Ibérica. Ha aparecido íntegra en no menos de una quincena de diarios: Levante-EMV, El Día, Sport, El Periódico, La Opinión de Murcia, La Opinión de Málaga, La Opinión de Murcia, La Opinión de Zamora, Diario de Ibiza. La Opinión de Coruña, LNE, El Periódico Mediterráneo, Diario de Mallorca, El Faro de Vigo, El Periódico de Extremadura, Diario de Córdoba, MSN.com, El Periódico de España. etc.

El texto completo de la entrevista es el siguiente:

«Quiero un método anticonceptivo sin hormonas». Es la petición que la ginecóloga Mª Ángeles Gómez, especialista en el Centro de Salud Sexual y Reproductiva en el departamento de Sant Joan de Alicante, se encuentra reiteradamente en su consulta. Y, cada vez más por culpa de las redes sociales y sus mensajes sin base científica. En una tendencia creciente, las mujeres prefieren recurrir a métodos anticonceptivos sin hormonas para evitar los efectos secundarios. E, incluso, descartan métodos hormonales para regular o combatir los efectos negativos de la menopausia. Este temor tiene un término propio: la hormonofobia, temor a las hormonas o a la excitación; dos conceptos etimológicamente de origen griego phobos y ὁρμῶν.

El rechazo

El rechazo a las hormonas no forma parte, únicamente, de la conversación en las consultas ginecológicas, sino que es también un debate público; entre amigas, entre compañeras de trabajo o entre familiares. «Prefiero otros anticonceptivos, como el condón, que no alteren la generación hormonal propia de mi cuerpo», explica una treintañera a Levante-EMV. Esta afirmación se halla avalada por la estadística: el condón continúa siendo, de largo, el método anticonceptivo más utilizado.

Según el Observatorio de Salud Sexual y Reproductiva de la Sociedad Española de Contracepción (SEC), de la que forma parte la doctora Gómez, el 35,7 % de las españolas lo utilizan frente al 22,5 % que se decanta por métodos hormonales, como la píldora (17 %), el Diu hormonal, el anillo vaginal o el parche. Por su parte, la última Encuesta de Fecundidad del Instituto Nacional de Estadística (INE) recoge que el 23,98 % usan el preservativo frente al 21,17 % de anticonceptivos con hormonas; aunque la encuesta es del año 2018. Sin embargo, las especialistas recomiendan siempre el doble método: el preservativo más un segundo anticonceptivo.

Desinformación

Pero, ¿a qué se debe este auge notable? Según la especialista, la causa se encuentra en las redes sociales: «Actualmente, hay mucha información errónea porque todo lo que se dice en Internet no es cierto. Y la desinformación sobre los efectos secundarios. Ahí surge el miedo a tomar métodos hormonales». No es un fenómeno aislado en España, las creadoras de contenido, las conocidas como influencers, han desarrollado campañas contra la píldora en países como Estados Unidos o Francia. Una de ellas es Tyler Gossett, con más de 82.000 seguidores en Instagram, que califica la píldora de «tóxica» y de ser «responsable de rebajar la líbido» femenina y alerta del»lavado cerebral» sufrido por las mujeres para hacerle creer que el periodo es inconveniente e innecesario». «Si buscas en Google o ves estos perfiles, es normal que no quieras tomar hormonas», lamenta Gómez, quien apunta que siempre es «más fácil asustar que contrastar la información».

Más beneficios que efectos secundarios leves y transitorios

El problema no es, únicamente, que las redes sociales instalen ese temor. El verdadero reto es llegar a revertirlo con argumentos científicos porque, según Gómez, muchas mujeres «les dan más credibilidad que a los profesionales sanitarios». E, incluso, se fían más de la experiencia de sus amigas y familiares que han tenido malas experiencias al tomarla. «No sabes qué te va a pasar porque los posibles efectos secundarios no son generalizados -, explica-. Y si los hubiera, para eso estamos las especialistas». Lo que rechaza es que una mujer decida hormonarse «por iniciativa propia».

Confiesa que las ginecólogas tienen «poca influencia en las redes; o no tenemos tiempo o no las usamos tanto como para poder ser influyentes». Para contrarrestar este fenómeno, en su clínica, siempre recomienda acudir a fuentes fiables, con fundamentos científicos. Dos de ellas son la sección de la SEC especializada: https://enanticoncepcionvivetuvida.es/ y, también, a la web «Anticonceptivoshoy».

La ginecóloga reconoce que tomar la píldora anticonceptiva tiene efectos secundarios -puede causar retención de líquidos o la aparición de acné-, pero que estos son «leves y transitorios». Además, insiste en que son muchos más los beneficios y, sobre todo, resalta que los métodos hormonales «son seguros y eficaces». «Ni afecta a la reproducción futura, ni causa problemas de salud mental, ni aumenta el riesgo de padecer cáncer», asegura para desmentir algunos de los falsos mitos sobre las hormonas. En algunos casos, al contrario, porque disminuye la posibilidad de tener cáncer de ovario «de elevada mortalidad y difícil diagnóstico» y el de endometrio. O, por ejemplo, a pesar de las creencias, la píldora se receta para combatir el exceso de vello o el acné juvenil.

En todas las edades

Tomar métodos hormonales reporta beneficios no solo a la hora de evitar un embarazo; se utilizan, también, para combatir las consecuencias de la menopausia, como los sofocos, la sequedad vaginal por la reducción de los estrógenos o, incluso, sirven para prevenir un síndrome genitourinario. «Estas mujeres se pueden beneficiar también de las hormonas, pero aun así siguen teniendo miedo», asegura Gómez.

«Las mujeres prefieren dar credibilidad a las redes o a sus amigas y nos cuesta rebatir esa desinformación»

Este temor demuestra que la hormonofobia no es una cuestión de edad, no hay un perfil generalizado; no es de jóvenes o adultas, sino que se da entre mujeres de distinta generación. «¿Por qué debo ser yo la que altere mi cuerpo para evitar un embarazo? El riesgo es mío y, encima, he de acarrear con los efectos de la hormonación de la píldora anticonceptiva. Me niego», incide la treintañera del inicio.

Para Gómez, el crecimiento de este posicionamiento es un retroceso para las mujeres porque «la comercialización de la píldora en los años 60, fue una auténtica liberación». Tanto es así que lo califica de «hito». Con el paso de los años, lamenta que haya pasado a considerarse «una esclavitud». En parte, la culpa es de las redes sociales y la desinformación. Para tratar de revertirla, estas las profesionales en ginecología, como María Ángeles Gómez, quien entre sus funciones trata de frenar un fenómeno al alza: la hormonofobia.